La práctica de un estilo de liderazgo adecuado para la empresa, constituye una fuente de ventaja competitiva, es un apoyo a la eficiencia.
En nuestro país es común el uso del término jefe, para dirigirnos a quien está al mando, como reconocimiento de su poder y autoridad. Inclusive lo usamos en forma jocosa e informal, para halagar a conocidos, expresándoles respeto.
La posición del jefe siempre ha sido atractiva, pero no necesariamente efectiva. Es decir, la autoridad del jefe conduce a seguir las órdenes, aunque el subordinado reconozca la inefectividad de la operación.
La empresa de hoy no puede sacrificar la efectividad, necesita ser productiva y competitiva para poder sobrevivir, es necesario dirigir enfocados en los objetivos de las empresas y no en las ansias personales de poder y control; es el tiempo de influir en lugar de ordenar, compartir la visión y motivar a los subordinados a colaborar voluntariamente con los objetivos de la empresa. Es decir, es tiempo de ser un líder, y mejor aún, un líder coach.
El líder coach conduce al colaborador hacia la autodirección, enseñándolo a aprender de cada situación, dándoles la oportunidad de tomar decisiones desde su posición, La finalidad es traspasar la toma de decisiones tácticas a sus subordinados y así liberar su tiempo para ocuparse de la estrategia de la unidad que dirige, contribuyendo al mismo tiempo con el desarrollo del personal a su cargo.
Este tipo de ejecutivo no teme ser desplazado, pues tiene una autoestima sana y está concentrado en que la empresa y las personas que dirige tengan éxito, en esto se basa su propio éxito. La empresa debe funcionar aunque él no esté, por eso se esfuerza en compartir la visión y los objetivos para que todos estén alineados y respondan de forma efectiva. Promueve el respeto y la colaboración, enseña con el ejemplo respetando la individualidad y en algunos casos , la superioridad de los subordinados en áreas específicas. Facilita la libertad de expresión y la apertura a nuevas ideas fomentando así la creatividad y la innovación.
¿Pero cómo combinar este estilo de liderazgo, que para algunos puede sonar más romántico que práctico, con la escasez de efectivo, las quejas de los clientes, las medidas agresivas de los competidores?, ¿por qué pasar tanto tiempo enseñando, cuando tengo que ocuparme de que la empresa sea rentable, de ser competitivo para no quedar fuera del mercado? ¿Por qué no continuar con ese estilo autoritario y controlador?
Para tener una empresa que pueda ser sostenible en la actualidad, competitiva, rentable e innovadora, se necesita un equipo autodirigido, motivado, flexible, creativo. Lo anterior es posible por medio de dirigentes que promuevan el aprendizaje continuo, el desarrollo, la libertad de expresión, una visión compartida. El líder coach introduce esos elementos en la realidad de la empresa.
Para ser un líder coach, lo primero es el autoconocimiento: ¿qué tipo de dirigente soy?
¿Cuáles medidas tendría que tomar para efectuar los cambios necesarios en mi estilo de liderazgo? Ya sea que practiques el estilo autoritario, persuasivo, seas de los que discute o de los que abdican y se dan por vencido; en todos los casos, hay que experimentar un proceso de desaprendizaje-aprendizaje para adquirir el nuevo estilo. Las medidas a tomar para alcanzar la transformación pueden ser diversas, desde la lectura de un libro hasta pasar por un proceso de coaching o cualquier otra técnica, para estar listo y desempeñarse como un líder coach, desarrollando a otros y contribuyendo al mismo tiempo con la competitividad de la empresa.
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Colaboración de la Ing. Martha Nicasio.
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