top of page

¿Cómo nos comunicamos?

"Hay tres cosas que nunca vuelven atrás: la palabra pronunciada, la flecha lanzada y la oportunidad perdida"


Proverbio chino

 

La comunicación es indispensable para todas las formas de vida existentes en el planeta. Los animales la ponen en práctica emitiendo sonidos u olores determinados. Esta forma se denomina “analógica”.

El ser humano emplea esa misma comunicación analógica, y le incorpora la llamada numérica, que es la referida a las palabras. Además, incluye un componente vinculado a la gestualidad (esos movimientos inconscientes que hacemos), y a las emociones, que es lo que realmente nos “conecta” con nuestro interlocutor.


A veces nos encontramos con personas que hablan correctamente acerca de un tema, con muy buena dicción, pronuncian un discurso lógico, coherente; pero cuando acaban no nos convencen de nada, o se siente que “no han dicho nada”. Y es que nuestro inconsciente, esa parte tan importante de nuestra mente, no hizo “clic” con esa persona. Hablaba en un canal diferente al nuestro.


Para poder “conectar” y comunicarnos adecuadamente, hemos de comprender que la solución comienza en nosotros. En ocasiones culpamos a los demás de lo que decimos, al emplear frases como: “tú no entendiste”, “tú no oyes bien”, “tú lo que no me prestaste atención”. Pues resulta que, en gran medida, la mayor responsabilidad de una conversación descansa en quien emite el mensaje.


Es esta persona, el emisor, el que debe asegurarse de haberse dado a entender. Se puede preguntar qué se captó de lo que uno dijo, se puede solicitar que se le repita, para uno cerciorarse de lo escuchado; incluso se puede pedir que se deletree, o escriba, si es una palabra determinante en esa conversación y queremos asegurarnos de que fue entendida.

Dentro de las habilidades básicas de la comunicación interpersonal se encuentran: la habilidad para la observación, la habilidad para la expresión oral, y la habilidad para sostener una relación empática.


Al establecer una conversación, hemos de ser hábiles y percibir si nuestro interlocutor nos está prestando realmente atención; y si lo que estamos diciendo, por su lenguaje corporal, le aburre, o no tiene importancia para él. Debemos expresarnos correctamente y adecuarnos a nuestros oyentes, hablar con un lenguaje llano, claro, preciso.


Cuando nos dirigimos a otras personas, no todas se identifican con nuestros sistemas representativos: algunas son auditivas y les debe “sonar” bien lo que uno dice, para poder entrar en sintonía; otras son visuales, que “ven“ bien, o no, lo que se está diciendo; y otras kinestésicas, que “están” bien con lo que uno dice y quisieran “tocar” o “ir” directamente el tema.


De la calidad de mi comunicación, dependen mis éxitos. Y si no me siento conforme con las respuestas que recibo, debo revisar y mejorar el mensaje que estoy emitiendo. Esto implica que hay que ser flexibles, y entender a nuestros receptores.


Debemos considerar que, sin darnos cuenta, decimos una cosa, y expresamos otra, no solo con las palabras, sino con la gestualidad. Muchas veces uno le presta más atención a las expresiones de la cara de nuestro oyente, si cruza o descruza los brazos, si mueve los pies. Por esta razón, es muy importante que cuidemos el lenguaje corporal y seamos coherentes con lo que pensamos, lo que expresamos y lo que queremos decir.


Cada uno de nosotros responde a una realidad diferente; moldeada por nuestras experiencias, conocimientos, valores, creencias, que varían de persona en persona.

Mantener una comunicación asertiva con los demás es: expresar nuestras ideas y sentimientos, defender nuestros derechos sin herir o perjudicar a alguien. Debemos recordar que todos tenemos una percepción diferente del mundo; no existen dos personas que tengan la misma.


A la hora de comunicarnos, cada uno lo hará desde su realidad, desde su mapa.


Déjanos tus comentarios y comparte este post con alguien especial! Gracias.



 

38 views0 comments

Recent Posts

See All
bottom of page