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¿Te comunicas bien?

“Si quieres ser sabio, aprende a interrogar razonablemente, a escuchar con atención, a responder serenamente y a callar, cuando no tengas nada que decir”.


Johann Kaspar Lavater

(Filósofo y teólogo suizo)


En artículo anterior comentaba que: “Saber comunicarse es un arte, y la buena noticia es que esas habilidades pueden aprenderse”. La persona que se lo propone, lo logra. Primero que todo, debemos prestar atención a lo que decimos, saber escuchar y hablar adecuadamente.


Quienes han leído el libro “Los cuatro acuerdos”, del autor mejicano Miguel Ruiz (se los recomiendo), quizás recuerden que uno de ellos es: Sé impecable con tus palabras. Y es que lo que decimos puede alabar y enaltecer, o destruir a una persona.


Existen tres habilidades básicas de la comunicación interpersonal: la habilidad para la observación, la habilidad para la expresión, y la habilidad para sostener una relación empática. Han sido reconocidas como las habilidades comunicativas fundamentales, que debemos desarrollar.


La persona que modele la habilidad para la observación, se deberá orientar, si se dirige a muchos, acerca de las expresiones de los participantes, si asienten con la cabeza, si están haciendo contacto visual; darse cuenta de todo gesto que indique que uno está siendo comprendido, o al menos, atendido. Si está hablando directamente con otra persona, debe escuchar realmente al interlocutor, percibir su estado de ánimo; si se le ve motivado, aburrido, cansado, si mira el reloj.


En este sentido hay que ser cuidadoso, pues podemos malinterpretar algún que otro gesto. Por ejemplo, si nuestro oyente se cruza de brazos, se piensa que está cerrado a la conversación, pero… ¿y si tiene frío? De igual forma, algunas personas entrecierran los ojos, para “escuchar” mejor, y uno puede pensar que se está quedando dormido. Otras, ladean la cabeza, y así oyen mejor, aunque parezca que están mirando para otro lado.


Por su parte, la habilidad para la expresión, puede ser de naturaleza verbal o extraverbal. Se pone de manifiesto cuando somos capaces de hablar correctamente, sin omitir o agregar letras, con un lenguaje llano, fluido. Debemos evitar además, palabras altisonantes o rimbombantes, como las dos anteriores que he escrito, dígase sin palabras complicadas para el que nos escucha, pues podemos parecer muy “cultos”…o ignorantes, en la realidad, al no ajustarnos a los que nos escuchan.


El otro día me comentaba una amiga, que conoció a una señora y esta le decía unas palabras poco comunes, que no estaban relacionadas con el tema del que hablaban. Ante el gesto de sorpresa y confusión de mi amiga, la señora le dijo: “Doña, yo no sé realmente qué significan esas palabras, yo las pongo dondequiera porque suenan ¡tan bonito!“. Y puede parecer gracioso, pero es un aspecto a tener en cuenta a la hora de conversar con otros.


La tercera habilidad, no menos importante, es establecer una relación empática. Está referida a “ponerse en los zapatos del otro”, salir de nuestro “mapa” e imaginarnos en la situación del interlocutor. Evitamos entonces atacar al otro, a la vez que se mantiene un comportamiento de aceptación y apoyo, de flexibilidad y comprensión, presto a ofrecer ayuda de ser necesario.


La comunicación resulta una herramienta que emplea el ser humano para saber, saber hacer, saber aprender, saber estar y saber ser. Comuniquémonos adecuadamente, nos sentiremos bien.


Por nuestra manera de relacionarnos con los demás, pueden caracterizarnos como personas pasivas, agresivas o asertivas. Vivir en sociedad implica comunicarnos unos con otros, y necesitamos hacerlo con eficiencia.


Muchas gracias por leernos!

Esperamos tus comentarios.


Equipo Realta.

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